miércoles, noviembre 26, 2008

Curiosidad




Que sutil es el llamado de la curiosidad. Porque al fin al cabo, la curiosidad, como tal, sólo es la última pieza del rompecabezas de un gran cuadro con un gran signo de interrogación dibujado. O como la razón que se basta como suficiente para perseguir el significado de las cosas, la que nos arrastra a mirar tras la puerta, a ver respuestas de las que sólo descubrimos una; sólo aquella que la curiosidad hizo preguntarnos en un principio. Del resto, sólo cuando, por azar o fortuna, nos toque preguntarnos por ellas. Que llamativo es una puerta entreabierta, que irradia su luz hacia dentro de nuestra propia oscuridad. A veces no podemos más que ir abrirla y mirar dentro, tan sólo un segundo que sea, y descubrir, que otros secretos se ocultan tras las verdades.

3 comentarios:

salgadoboza dijo...

la curiosidad y la duda.
según Gernández que dice que Karl Krauss dijo que la duda era el reverso exacto de la fe extrema.
así la curiosidad quizás sea el opuesto exacto del conocimiento total.

Carlos dijo...

Mmm...quizás no necesariamente el opuesto, o al menos en su sentido lógico, quizás su opuesto dentro de la misma escala, como un valor opuesto de la misma recta. Ya que la curiosidad es como un capullo en la dialéctica hegeliana del conocimiento.

Anónimo dijo...

"la curiosidad mató al gato" (?)