sábado, diciembre 15, 2007

La nueva vida (1)


Estaba en una de esas casas extrañas. De esas que podría haber sido tu casa en cualquier momento de tu vida, sólo que naciste en otra parte. Con una de esas personas que, si fuiste hijo único podrías acercarte a la sensación instantánea de saber que, quien está ahí contigo es tu hermana perdida.
Ahí estaba, cuando de pronto me doy cuenta de que era feliz; porque todas las personas que ya no te acompañan, que se diluyen en el paralelismo lógico de haber nacido en otra parte, ya no duelen tanto, porque has acalarado la verdad que te liberó de la se creía era la vida verdadera, y porque esta hermana siempre estuvo ahí, en esta vida y en la otra, para escuchar y hacerte saber que todo lo que viviste y todo lo que dijiste en delirios, fue real y no un sueño.
Fuí feliz, por que la vida sonríe cuando estas en el infierno, o no?
Y bueno, como en toda historia en dónde alguien necesariamente muere (sea la némesis, el héroe, o a lo menos un negro) mi hermana se va, se va de ésa obligación de encontrarnos en ese lugar común, de esos lugares a los que en tu vida nunca hubieras ido, sino por cierta obligación, azar o fortuna. 
Pero bueno, Shinichiro Watanabe me enseñó que las cosas tienen que acabar alguna vez - en su mundo, a los 26 episodios-, asi que esto tiene que acabar y estas palabras también.

viernes, noviembre 16, 2007

Séquito

(Cementerio del monasterio en la nieve, Friedrich C.D, 1819)

Mientras caminaba junto a mi séquito fúnebre en fila tras el atúd que llevaba mi cuerpo, pensé en quién sería el que me fuera a echar la tierra encima como si me hiciera la cama. Y recordando, pensé en que bien podría ser mi madre; recordé de cuando me tapaba al dormir. O en quién vendría a buscar este pedazo de ave que viene pensando weas.
Recuerdo que antes de morir miraba hacial cielo. Era perfecto. No recuerdo que escuchara algo, pero la vista era increible. Recordé también porqué me hice cagar fumando tantos cigarros.

Sin embargo, cuando te des cuenta de que el séquito siga caminando pero tu no, y los silencios empiecen a devorarse las cosas, prende el último cigarro, y cuando sientas que una voz llama tu nombre y suavemente toque tu espalda para que le des la mano, te advierto, sólo son dos posibles entidades; uno: El, el otro: Él.
No trates de escoger, es inútil, no sabrás a quien le diste la mano. En cambio, deja que el peso de tus manos te las bote al suelo. Y cuando se acerquen a tu cara, expúlsales el humo de ese cigarro cargado con la mierda de la vida adosadas con nicotina en tus putrefactos pulmones, para que se imaginen lo que siente ser sus marionetas.

martes, julio 17, 2007

P

(La Noche, Néstor de la Torre, 1917)
Esta noche está llena. incluso de cosas  que no están. pero la desesperación, la angustia, el deseo, la incertidumbre; todas particularidades femeninas del discurso hacen, provocan, inspiran a dedicar palabras, todas ambiguas e infantiles, al sufrir y a la culpa y al egoísmo...
de amor no se muere,
con culpa me río,
ah, dolor, vivo.
Me sobran mentiras. lleno de decepciones. pero sé que esto terminará.
mientras la soledad del paraíso tienta mi infierno. descendiendo la escalera y pretendo tocar fondo. fondo que nunca quise tocar, que nunca quise darle mi piel. que nunca quise y que ahora adoro...

martes, junio 26, 2007

Hace

Hay tanta neblina allá afuera que apenas uno se encuentra.
Hay tanta noche allá afuera que resultaría muy fácil perderse.
Hay tantas razones allá afuera que es mejor quedarse adentro.
Hace tanto frío allá afuera.

jueves, mayo 10, 2007

Al otro día...

La prosa camina pasos como uno a veces. Sale a caminar, por algún lugar desconocido; sentirse  como un extraño al que nada le ocurre fuera de lo que se relata, y mentir sobre ello.
O por otro familiar; de esos que se caminan solos.