viernes, julio 10, 2009

Dia 2


(-Qué, ¿no te quedas?
-No. Estoy cansado. Mi sistema de visión son los ojos. Uso los oídos para oír y la boca para hablar. Me parecen sistemas separados. Sin unión. Deberíamos sentirnos uno, pero me siento como varias personas.
-Hablas demasiado. Estoy harta de escucharte.
-Hablo demasiado. Los hombres solitarios siempre hablan mucho).

Pierrot le fou


Al otro día despierto temprano, el ansia me despertó antes.

Tuve un sueño anoche, algo sobre la criatura que aún duerme cerca de mí, algo sobre mi horror… el problema, (me he dado cuenta) es que durante mis sueños suelo mantener activas algunas de mis facultades de interpretación pero no sé cuales; es decir, sé que sueño y que muchas veces soy capaz de entender porqué estoy soñando lo que sueño, pero, una vez despierto, tanto sueño como comprensión del sueño me saben a una misma cosa Así que mi papel en el sueño no sé si proviene de mi consciencia que se rehúsa a dormir cuando sueño, o es mi propio sueño manifestándose hacia mi consciencia que duerme, sin la cual no me sería posible saber ni recordar qué sueño todas las noches. Así que, no puedo saber si el contenido es alguna clase de advertencia o es sólo una respuesta de mi consciencia alterada que se defiende de las vibraciones del lugar en el que me encuentro.

Por lo general este esquema me alivia la tensión cuando no entiendo mis sueños y me permite seguir durmiendo. Pero no esta noche, no donde me encuentro. Desperté del sueño y el ansia no me deja volver a él. Doy vueltas dentro de mi saco de dormir, escucho a la criatura roncar cen alguna parte, siento el frío de la montaña, siento que las horas pasan, avanzan y no puedo dormir; el ansia, el ansia de quien se sabe a punto de encontrar… (...) bueno supongo que en un par de horas más lo sabré.

(Por lo general este esquema me alivia la tensión y me permite volver a dormir…, por lo general este esquema me alivia la tensión y puedo volver a dormir…, por lo general este esquema me alivia la tensión y ahora a dormir!… maldición!)

Ya que me es imposible volver a dormir, supongo que lo mejor que puedo hacer es levantarme a esperar el amanecer (le debe faltar poco) y arreglar el equipo para nuestro segundo y definitivo día de expedición. Salgo de la carpa, me preparo un café. Tal y como acordamos con la criatura hace un rato, esta vez viajamos livianos, con el equipaje del perro. Todo lo que habíamos traído junto a los preparativos sólo nos atornilló más a la realidad, y lo que buscamos…, bueno simplemente no lo encontraríamos de esa forma. Así que, mientras me tomo este café, me doy cuenta de que prácticamente estoy listo. De hecho, ya lo estaba cuando el sueño me despertó. (¿Ya sabía esto? ¿o sólo ahora en retrospectiva me parece que así fue? Demonios!, ¿cómo sé cuáles son mis propios pensamientos?).

A ver, vayamos a los hechos. Porque, finalmente ¿qué es un hecho?. Quiero pensar que un hecho es todo aquello que sostiene mi subjetividad, la materia oscura que sostiene mis actos con mis recuerdos, y a pesar que toda mi vida podría estar inventándola, podría no existir propiamente si no fuera por los hechos que la justifican. Como el hecho de tener padres me impide concebir que pueda ser algo distinto e impensable además de mí mismo, o como el hecho de poseer carne y esqueleto, así como el hecho de que escribo cada palabra que leo. Pero entonces, ¿porqué sigo dudando? ¿es un hecho el existir? (lo dudo) ¿es un hecho estar aquí ahora mismo?; vayamos a los hechos, decía:
Es un hecho, el que yo y la criatura que aún duerme, nos encontremos en un cerro del Planeta Cielo donde (es un hecho), no hay nadie más. Es un hecho también que aún es de noche cuando mi reloj me indica que ya debería ser de día… De hecho, ahora mismo podría agregar detalles de hechos que van más allá de lo que escribo en este presente, porque sé qué es lo que ocurre (ocurrió y ocurrirá) sé cómo termina todo esto. Por ejemplo, sé que la Llave funcionó y que viajamos por dimensiones paralelas, sé que con la criatura tomamos caminos distintos, y sé que de algún modo la criatura está muerta. Aunque puede pensarse que ninguno de estos detalles sea un hecho como tal porque, en este otro presente (el de mi consciencia que escribe), nada de esto ha ocurrido realmente aún, sin embargo, los hechos suceden aun cuando creamos que todavía no ocurren.

“Guau!, mira la hora que es, y aún es de noche!, mmmh que onda?. Que raro es cuándo no se tiene noción del tiempo, aunque en realidad puede que el tiempo sea una suerte de burbuja de detergente que nos va rodeando… en algún momento podría estallar, pero siempre hay otra Debo despertarlo!. Wn, despierta, es de noche!”.

“¡Aah” –bosteza, está vivo. “Que wea?” -habla comprensiblemente, despertó en esta dimensión. “Qué xuxa!!?” -mientras me agarra por el cuello enfurecido como si mi explicación sobre el tiempo y la noche le hubiera de alguna forma ofendido, se levanta y me grita algo que no entiendo cuando me suelta para salir a comprobar por él mismo qué le ha ocurrido al tiempo, jaja es divertido verle enojar.

“Está vivo loko, el tiempo está vivo. Dónde estamos?, seguimos en la montaña?, en el planeta?” …mmmh ahora que lo pienso, recuerdo una vez quedamos de juntarnos en cierto lugar y la criatura no se presentó; no me creyó a pesar de haberle mandado por escrito una invitación para confirmar su visita, aunque es más probable que realmente no hubiese querido que fuera. No, sí quería que fuera; ¿puede entonces que yo hubiera sobreestimado sus ganas de ir cuando alguien lo invitara?, porque en definitiva, y aunque no fue una invitación, nos recibió, a otros y a mi, cierta otra vez, como si nos hubiera invitado aunque ninguno de nosotros se hubiese dado cuenta. Quizás él tampoco lo sabe.

“Guau!, tienes razón” –me dijo. “No tengo idea de lo que trataste de decir pero entiendo perfectamente a qué te refieres” –dijo mientras se servía una taza de café dándome la espalda y buscando un cigarro. No tengo tiempo de contarle el sueño, pero algo me dice que él tampoco quiere contarme el suyo. Algo en la manera de prender el cigarro y fumarlo y botar el humo y tomar café y volver a fumar y mirar hacia otro lado y no hablarme hasta que se le borre el sueño de la cabeza me lo dice. “Weón” –bota el humo suspirando. “No sé cómo, ni cuando, pero todo parece indicar que estamos en el mismo lugar que ayer y no en otro. Quiero decir, que la Llave funcionó; estamos en de la realidad, no en la realidad”.

“Jajajaja!” –explotamos en risas, bailes y cánticos de celebración mientras el mundo se sacude en vibraciones magnéticas que nos llegan como cosquillas a través de sentidos que asombrosamente siempre estuvieron con nosotros sin darnos cuenta, Ay! Razón, ¿qué habías hecho con nosotros?, ahora me pareces tan infantil como la palabra, tan innecesaria como la reflexión, siento un poco de lástima por mi mente tan llena de residuos y basura … ¿cómo le digo a mi cerebro que puedo caminar por sobre las palabras en vez de hablarlas Mi mente es una gigantesca bóveda tan oscura como esta noche, aunque más grande que el planeta mismo (lo sé porque si puedo ver/escuchar a la Tierra respirando es porque puedo envolverla yo también a ella)), con la capacidad física y tangible de malearla con lo que pienso. Seguimos riendo –mientras secretamente en nuestras cabezas (aún eran nuestras en aquel momento) empieza a abrirse una puerta por la que saldrá disparado hacia el espacio exterior todo nuestro ego. Y mientras reímos nuestro abrazo nos transforma en una nueva entidad individual binuclear y nos vemos como una pelota uniforme que salta y ríe. Dejamos de reír. Nos separamos un poco para mirarnos en silencio. Pensamos en el porqué a ciertos perros les gusta jugar con la pelota, perseguirla mientras rebota… Jajajajaja!!!! –volvemos a explotar.

Así es como sin maletas ni mapas emprendimos el viaje. En un principio es caótico elegir el lugar hacia dónde llevar nuestros pasos ya que la distancia como tal no existe y la elección de una dirección… bueno, simplemente es absurda. Así fue como llegamos nuevamente a la Meseta. En un momento en un lugar y dentro de ése lugar hay otro. Ya en la Meseta la extensión de cada uno de nuestros yoes se disolvió completamente con todo, lo que pillaba; el viento, las piedras, la luz y a ratos con el vacío. No es que necesariamente uno desaparezca, es como si uno se pareciera al entorno. El juego de las escondidas cobra cualitativamente un interés especial. Mientras admirábamos estupefactos la finitud del universo mirando hacia el cielo que nacía por veces, y se repetía a cada evocación, contemplábamos la infinitud de nuestra mente proyectada hacia el cosmos sin que éste nos devolviera la mirada. Da miedo, mucho miedo pesar el abismo dentro de uno. Lo bueno –pienso, mientras miro a la criatura que yace en el pasto, ambos de bruces tirados en el suelo, le digo: “Menos mal, que estamos en un campo abierto, sino sería terrible ver como colisiona nuestra proyección contra los muros de la ciudad”.

“Vámonos?” –me sugiere la criatura. “¿Te gustaría ir a otras dimensiones?”, (Qué noble es la intención de preguntar. Aún cuando la pregunta no tiene ningún valor, tiene la capacidad de fijar la atención en un minúsculo punto convirtiendo lo diluido en un pequeño núcleo gravitacional que puede orbitar hacia donde uno quiera para volverlo a diluir allí donde se imaginó. Y es que el océano es también una gota de agua).