miércoles, febrero 06, 2008

22 / 01 / 2003 Una historia sobre el sol

Este es una historia que encontré por ahí en uno de mis cuadernos y que hoy sentí repetirse.

Hoy, en el Planeta Cielo llueve. Como ayer y como quizás lo haga mañana (nada raro, pienso). Pero es pleno verano aún y se ven correr despavoridos los trajes de baño.
Creo que hacía tanta calor que el sol decidió también darse un chapuzón, salpicando al mundo de gotas y oscureciendo al cielo más temprano para salir a disfrutar de la noche, mientras la luna baila con las nubes mostrando a ratos su pálido vestido.
Hoy el sol disfruta de la lluvia en verano. Nos bebemos un vodka naranja; yo pensando, él de incógnito, sentados disfrutamos de un jazz que se confunde sutilmente con el viento fresco que nos llega del Este. Él ríe con una cálida sonrisa adornada de brillantes dientes. Lentes de sol y polera amarilla, cualquiera lo confundiría con una persona normal, y mejor aún, con nadie en particular,porque además ya casi nadie se acuerda de su cara porque ya nadie lo mira directamente. Me dice que, a la mitad de su vida, lo ha pasado bastante bien, pero que hace rato que necesitaba un refrigerio, y que a veces le cansa mucho el trabajar siempre de sol a sol. Me dice que, pocas veces a estado con alguien que lo mire directamente a los ojos y que hoy está conmigo porque me considera su amigo, ya que cada vez que puedo me despido de él desde algún bello atardecer.
"¡Repitámoslo otra vez!", me dice y ríe, "tenemos todo un día para hacer lo que queramos, aunque no sé si tu vida dure tanto", agrega mientras brindamos (ahora yo con un wiskey y hielos y él con un tequila sunrise), yo inclino mi cabeza en señal de respeto ante alcurnia criatura longeva.
Que corta es la noche, ¡cómo se disfruta!, una compañía como pocas o ninguna.
Me da las gracias por la velada, por la comida (aunque la prefiere poco más caliente), por los tragos y especialmente por la amena conversación. Me explica que mañana tiene que madrugar, que tiene que trabajar, y se empieza a alejar dejando una hermosa alfombra de colores rojos, naranjos, violetas y otros más, una bufanda de nubes adorna su corona y la calidéz poco a poco empieza a desaparecer, y él también.

Hoy llueve como ayer y quizás como lo hará también mañana, me pregunto si esta noche también vendrá a visitarme el sol.